desguace se ignoró en toda la instrucción y en el juicio. Y lo más sorprendente: todo el material próximo al foco de explosión fue guardado discretamente en un almacén del taller de la empresa Tafesa. Cuando 8 años después, en 2012, su existencia fue descubierta y hecha pública, el local fue precintado por orden de la Fiscalía General del Estado, mientras la Fiscalía de Madrid afirmaba en una nota de prensa: "se ha constatado la adopción de medidas para la conservación de dichos restos, ante la eventualidad de posibles análisis posteriores. Todo ello se llevó a cabo con pleno conocimiento de los órganos judiciales de la instrucción de la causa y del enjuiciamiento, que fueron informados en su momento". Es decir, se informó a los órganos judiciales, pero éstos guardaron silencio, pues nada de eso trascendió durante los 8 años que tras*currieron hasta un "descubrimiento" que causó la sorpresa hasta del propio Fiscal General del Estado. Por otra parte, el director general de la empresa que llevó a cabo la reparación, declaró ante la juez Coro Cillán, el 20 de enero de 2012, que pasó dos veces la Policía y la Guardia Civil mientras hacía la reparación de la unidad, para ver los materiales. Pero nada se sabe oficialmente de esa visita de policías y guardias civiles. Por si fuera poco, en el tiempo de esa vista de policías y guardias civiles, se estaba realizando también por policías y guardias civiles la pericial conjunta referida en el punto 2 de este artículo, pericial que, ante la desaparición de los trenes, hubo de basarse en fotos tomadas, entre otros, por policías municipales, ferroviarios y bomberos. Así que policías y guardias civiles no tenían a su disposición más restos que los de Santa Eugenia, y los examinaron, pero en el informe pericial ni siquiera mencionaron su existencia, a pesar de que habían sido guardados precisamente "ante la eventualidad de posibles análisis posteriores".
Últimos restos del tren de Santa Eugenia, 16 de septiembre de 2013.7- El material próximo al foco de explosión de Santa Eugenia supuestamente robado
La Fiscalía dio gran importancia a los restos descubiertos del tren de Santa Eugenia, y ordenó su precintado por la Guardia Civil. El propio Torres Dulce afirmó el 7 de junio de 2012 que la Fiscalía mantiene esos restos a disposición del Juzgado 6 de la Audiencia Nacional, debidamente custodiados y precintados para que libremente disponga de ellos. Pero nada más se supo sobre actuaciones en esos restos custodiados y precintados, Hasta que fueron finalmente robados por supuestos ladrones cuyo tráfico de camiones era regulado por policías municipales que "filiaban" a los conductores de los camiones, como así se recoge en las actas de sendas sesiones de las comisiones de "Urbanismo y Vivienda" y "Seguridad y Emergencias" del Ayuntamiento de Madrid, de fecha 20 de noviembre de 2013, y todo ello ocurría en unos días en los que policías nacionales vigilaban personalmente la puerta del taller. Al menos esto último ocurría el 23 de octubre de 2013, con el robo a punto de consumarse.
23 de octubre de 2013. Debajo, arriba a la izquierda, último resto que quedaba del tren mientras la policía estaba en la puerta. A la derecha, lo que quedaba del cobertizo en el que estuvieron guardados los últimos restos de un tren del 11-M.8- Increíble origen e inexplicable final de la mochila de Vallecas
En la tarde noche del mismo día 11 apareció en la comisaría de Vallecas, dentro de un bolsón procedente de El Pozo que había hecho un misterioso periplo de idas y vueltas por las calles de Madrid, con larga estancia en Ifema y con momentos de ausencia de custodia policial, una mochila bomba de unos 12 kg de peso. La versión judicial asumió que esa mochila procedía del tren atacado en la estación de El Pozo. Sin embargo, según declaró en el juicio, el 19 de marzo de 2007, uno de los 5 peritos que intervinieron en la recogida de enseres en El Pozo, esos peritos abrieron una a una y revisaron por dos veces todas las bolsas abandonadas
Es decir, con el ambiente de alerta imperante tras la explosión de dos bombas y la desactivación de una tercera, con las noticias de las 4 bombas colocadas en cada tren de Atocha y Téllez, los especialistas Tedax hacen una exhaustiva doble revisión, una a una, de todas las bolsas y, según la versión judicial, en tal situación extrema recogen una bolsa con nada menos que 10 kg de explosivos, la abren, la revisan dos veces, no ven nada besugo y la introducen sin más en un bolsón. ¿Es esto creíble? Creo que no lo es en absoluto.
El 23 de octubre de 2013 la policía en la puerta de acceso al taller en el que robaban los últimos restos de un tren del 11-M.
Pero la cosa no acabó ahí. El 3 de mayo de 2007, declaró en el juicio el agente de la Policía Científica que acudió al lugar de la desactivación para realizar un reportaje fotográfico del artefacto. Según su declaración, entregó su cámara a un agente Tedax que realizó unas fotografías de la mochila, antes de la desactivación, y luego le devolvió la cámara. Tras la desactivación, él se sorprendió al ver una bolsa de sarama, y no una mochila, y se dispuso a completar el reportaje fotográfico. Pero al ir a hacerlo, se lo impidieron bruscamente y le echaron del lugar, "no hacen falta más fotos, que se retire de la zona". Y no queda constancia fotográfica del artefacto desactivado. A continuación, el entonces Comisario General de Seguridad Ciudadana, Cuadro Jaén, que estaba al mando de la operación, le ordenó entregar a los Tedax el carrete con las fotos iniciales. Cuando más tarde se interesó por las fotos realizadas, le contestaron que "nunca se han hecho esas fotos, el carrete no existe". La tierra se tragó las fotos de la prueba que sostiene todo el tinglado de la sentencia.
Anteriormente, cuando los Tedax que iban a realizar la desactivación aconsejaron al Comisario desalojar las viviendas colindantes, éste descartó ese desalojo; después se comprobó que el artefacto no habría podido estallar al no estar hechas todas sus conexiones eléctricas. Que cada uno saque sus conclusiones.
9- Asombrosa tras*formación sufrida por las muestras de metralla de los trenes a lo largo de la instrucción y del juicio
La metralla jugó un papel fundamental en la investigación del 11-M. La mochila de Vallecas contenía 640 gramos de clavos y tornillos, mientras que la doctora Carmen Baladía, que el 11-M, como directora del Instituto Anatómico Forense, coordinó y supervisó las labores de identificación y las autopsias de las víctimas, declaró ante la juez Coro Cillán, el 28 de octubre de 2011, bajo juramento, que "no había metralla entre nuestros 191 muertos. En los informes en los que se hicieron radiografías, no se aprecia eso que se ha venido a llamar la tornillería, ni tuercas, ni clavos, ni tornillos. En ninguno de los cuerpos se encontraron restos de metralla". O sea, la mochila de Vallecas contenía una metralla de la que carecían las bombas de los trenes. No sorprenden por ello los malabarismos que hubo que hacer para tratar de salvar esa discrepancia. Como veremos a continuación, la supuesta metralla de los trenes aparecía, desaparecía y se
Últimos restos del tren de Santa Eugenia, 16 de septiembre de 2013.7- El material próximo al foco de explosión de Santa Eugenia supuestamente robado
La Fiscalía dio gran importancia a los restos descubiertos del tren de Santa Eugenia, y ordenó su precintado por la Guardia Civil. El propio Torres Dulce afirmó el 7 de junio de 2012 que la Fiscalía mantiene esos restos a disposición del Juzgado 6 de la Audiencia Nacional, debidamente custodiados y precintados para que libremente disponga de ellos. Pero nada más se supo sobre actuaciones en esos restos custodiados y precintados, Hasta que fueron finalmente robados por supuestos ladrones cuyo tráfico de camiones era regulado por policías municipales que "filiaban" a los conductores de los camiones, como así se recoge en las actas de sendas sesiones de las comisiones de "Urbanismo y Vivienda" y "Seguridad y Emergencias" del Ayuntamiento de Madrid, de fecha 20 de noviembre de 2013, y todo ello ocurría en unos días en los que policías nacionales vigilaban personalmente la puerta del taller. Al menos esto último ocurría el 23 de octubre de 2013, con el robo a punto de consumarse.
23 de octubre de 2013. Debajo, arriba a la izquierda, último resto que quedaba del tren mientras la policía estaba en la puerta. A la derecha, lo que quedaba del cobertizo en el que estuvieron guardados los últimos restos de un tren del 11-M.8- Increíble origen e inexplicable final de la mochila de Vallecas
En la tarde noche del mismo día 11 apareció en la comisaría de Vallecas, dentro de un bolsón procedente de El Pozo que había hecho un misterioso periplo de idas y vueltas por las calles de Madrid, con larga estancia en Ifema y con momentos de ausencia de custodia policial, una mochila bomba de unos 12 kg de peso. La versión judicial asumió que esa mochila procedía del tren atacado en la estación de El Pozo. Sin embargo, según declaró en el juicio, el 19 de marzo de 2007, uno de los 5 peritos que intervinieron en la recogida de enseres en El Pozo, esos peritos abrieron una a una y revisaron por dos veces todas las bolsas abandonadas
Es decir, con el ambiente de alerta imperante tras la explosión de dos bombas y la desactivación de una tercera, con las noticias de las 4 bombas colocadas en cada tren de Atocha y Téllez, los especialistas Tedax hacen una exhaustiva doble revisión, una a una, de todas las bolsas y, según la versión judicial, en tal situación extrema recogen una bolsa con nada menos que 10 kg de explosivos, la abren, la revisan dos veces, no ven nada besugo y la introducen sin más en un bolsón. ¿Es esto creíble? Creo que no lo es en absoluto.
El 23 de octubre de 2013 la policía en la puerta de acceso al taller en el que robaban los últimos restos de un tren del 11-M.
Pero la cosa no acabó ahí. El 3 de mayo de 2007, declaró en el juicio el agente de la Policía Científica que acudió al lugar de la desactivación para realizar un reportaje fotográfico del artefacto. Según su declaración, entregó su cámara a un agente Tedax que realizó unas fotografías de la mochila, antes de la desactivación, y luego le devolvió la cámara. Tras la desactivación, él se sorprendió al ver una bolsa de sarama, y no una mochila, y se dispuso a completar el reportaje fotográfico. Pero al ir a hacerlo, se lo impidieron bruscamente y le echaron del lugar, "no hacen falta más fotos, que se retire de la zona". Y no queda constancia fotográfica del artefacto desactivado. A continuación, el entonces Comisario General de Seguridad Ciudadana, Cuadro Jaén, que estaba al mando de la operación, le ordenó entregar a los Tedax el carrete con las fotos iniciales. Cuando más tarde se interesó por las fotos realizadas, le contestaron que "nunca se han hecho esas fotos, el carrete no existe". La tierra se tragó las fotos de la prueba que sostiene todo el tinglado de la sentencia.
Anteriormente, cuando los Tedax que iban a realizar la desactivación aconsejaron al Comisario desalojar las viviendas colindantes, éste descartó ese desalojo; después se comprobó que el artefacto no habría podido estallar al no estar hechas todas sus conexiones eléctricas. Que cada uno saque sus conclusiones.
9- Asombrosa tras*formación sufrida por las muestras de metralla de los trenes a lo largo de la instrucción y del juicio
La metralla jugó un papel fundamental en la investigación del 11-M. La mochila de Vallecas contenía 640 gramos de clavos y tornillos, mientras que la doctora Carmen Baladía, que el 11-M, como directora del Instituto Anatómico Forense, coordinó y supervisó las labores de identificación y las autopsias de las víctimas, declaró ante la juez Coro Cillán, el 28 de octubre de 2011, bajo juramento, que "no había metralla entre nuestros 191 muertos. En los informes en los que se hicieron radiografías, no se aprecia eso que se ha venido a llamar la tornillería, ni tuercas, ni clavos, ni tornillos. En ninguno de los cuerpos se encontraron restos de metralla". O sea, la mochila de Vallecas contenía una metralla de la que carecían las bombas de los trenes. No sorprenden por ello los malabarismos que hubo que hacer para tratar de salvar esa discrepancia. Como veremos a continuación, la supuesta metralla de los trenes aparecía, desaparecía y se