Elpaisdelasmaravillas
Madmaxista
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ALMA.- "Cada vez que veo un amarillo me entra la angustia". Raquel Garmón, del restaurante Mercat de s'Olivar no olvidará nunca la entrada en el negocio familiar de cuatro policías locales (los amarillos) que terminó en un asalto policial y con su detención, la de su progenitora de 57 años y su padre de 67.
Raquel se llevó, asegura y ha denunciado en un Juzgado, una lluvia de palos considerable. Sus padres, ya mayores y ambos con problemas de salud -su padre es diabético con solo un 20% de visión, su progenitora, hipertensa- tampoco fueron tratados con guante de seda. La versión de los agentes es bien distinta, aseguran que tres de los funcionarios fueron agredidos y se encuentran de baja a causa del incidente.
Los cargos por los que fueron detenidos son nada menos que atentado a agentes de la autoridad. "Ni que fuéramos el Clan de la Paca", comenta indignado César Garmón hijo, que se perdió lo peor y que cuando llegó al restaurante lo vio tomado por cuatro camiones de la Policía y 19 agentes.
El comienzo
Aunque no está probada la relación causa efecto, los problemas con la Policía Local comenzaron el martes 12 por la mañana. César Garmón padre y su esposa Francisca Gelabert fueron apercibidos por dos agentes, los policías con carné profesional número 981 y 910, respectivamente, según la denuncia.
Al parecer, César había aparcado durante un instante en la línea amarilla que hay frente al restaurante, ubicado en una de las esquinas del Mercat de s’Olivar. Les dijo a los agentes que solo era un instante mientras llegaba su esposa.
El tono fue subiendo y el ciudadano reprochó a los agentes que fueran tan diligentes ante infracciones tan leves, pero que jamás acudieran cuando les llamaba al llenarse las escaleras del mercado de toxicómanos y vagabundos. La tensión fue creciendo. Hasta el punto de que —según la denuncia que se interpuso luego— uno de los agentes amenazó a César con "dos palos". En eso llegó su esposa, con la que continuó la discusión, "llegando el policía a agarrarla fuertemente por el brazo, lesionándola", según la denuncia.
El primer incidente acabó ahí. El matrimonio Garmón-Gelabert se llevó una multa y un jovenlandesado en un brazo, además de la sensación de haber sido víctima de un abuso de autoridad. El miércoles presentaron una denuncia en la Policía Nacional, aportando un parte médico que describe la lesión de Francisca.
Segundo incidente
El jueves 14, al día siguiente, recibieron por la mañana una extraña visita de un policía local: "Nos dijo que incumplíamos la normativa por poner una pizarra con el menú y unas macetas en la de derechasda exterior", relata César hijo.
La trifulca entre los agentes y la detenida quedó registrada en el teléfono móvil del marido de Raquel que, alertado por el griterío llegó a tiempo justo de grabar el momento en el que su esposa era sacada del bar y conducida al coche policial. En las imágenes se aprecia cómo Raquel se resiste a los agentes y levanta la mano a una de las policías que se defiende agrediéndola con un golpe directo al cuello.
Pero si se extrañaron de tal amonestación —esos objetos llevan años allí y tienen, según la familia, todos los permisos— no sospechaban ni de lejos lo que iba a pasar más tarde. Eran en torno a las tres y media de la tarde. Las mesas estaban llenas, varias ocupadas por grupos de clientes de Barcelona y Sevilla.
Entonces entraron cuatro policías locales. Dos eran los de la multa. Los otros dos, agentes femeninos, uno de ellos una oficial, al mando. Les dijeron que venían a identificar a una mujer que se había visto envuelta en el altercado del martes, el día de la multa. Según el portavoz de la Policía Local los agentes fueron quienes se llevaron la peor parte en la trifulca. Aseguran que tres funcionarios están de baja a causa de las lesiones producidas durante la pelea.
Sin embargo, lo que explica el hijo de la mujer detenida y agredida es bien distinto. "Vinieron en tono muy chulesco", comentaría César hijo. "Les pedí que se retiraran un poco hacia la puerta, que no estuvieron en medio", recuerda Raquel, su hermana. "Y me dijo [la oficial] que estaban en un sitio público y que hacían lo que les salía de los huevones. Yo solo les pedía que fueran discretos". A partir de ese momento se montó la de San Quintín.
Tras ser reducidos, como si de delincuentes peligrosos se tratara, los Garmón —padre, progenitora e hija— fueron llevados, esposados y magullados a los calabozos, y puestos a disposición judicial al día siguiente. La Policía los acusa de atentado. Ellos han encargado a su abogado, Pablo Alonso de Caso, que actúe. Están estudiando denunciar a los agentes por detención ilegal, lesiones y trato vejatorio.
El extraño 'asalto' de la Policía Local al restaurante s'Olivar en Palma de Mallorca | elmundo.es
Raquel se llevó, asegura y ha denunciado en un Juzgado, una lluvia de palos considerable. Sus padres, ya mayores y ambos con problemas de salud -su padre es diabético con solo un 20% de visión, su progenitora, hipertensa- tampoco fueron tratados con guante de seda. La versión de los agentes es bien distinta, aseguran que tres de los funcionarios fueron agredidos y se encuentran de baja a causa del incidente.
Los cargos por los que fueron detenidos son nada menos que atentado a agentes de la autoridad. "Ni que fuéramos el Clan de la Paca", comenta indignado César Garmón hijo, que se perdió lo peor y que cuando llegó al restaurante lo vio tomado por cuatro camiones de la Policía y 19 agentes.
El comienzo
Aunque no está probada la relación causa efecto, los problemas con la Policía Local comenzaron el martes 12 por la mañana. César Garmón padre y su esposa Francisca Gelabert fueron apercibidos por dos agentes, los policías con carné profesional número 981 y 910, respectivamente, según la denuncia.
Al parecer, César había aparcado durante un instante en la línea amarilla que hay frente al restaurante, ubicado en una de las esquinas del Mercat de s’Olivar. Les dijo a los agentes que solo era un instante mientras llegaba su esposa.
El tono fue subiendo y el ciudadano reprochó a los agentes que fueran tan diligentes ante infracciones tan leves, pero que jamás acudieran cuando les llamaba al llenarse las escaleras del mercado de toxicómanos y vagabundos. La tensión fue creciendo. Hasta el punto de que —según la denuncia que se interpuso luego— uno de los agentes amenazó a César con "dos palos". En eso llegó su esposa, con la que continuó la discusión, "llegando el policía a agarrarla fuertemente por el brazo, lesionándola", según la denuncia.
El primer incidente acabó ahí. El matrimonio Garmón-Gelabert se llevó una multa y un jovenlandesado en un brazo, además de la sensación de haber sido víctima de un abuso de autoridad. El miércoles presentaron una denuncia en la Policía Nacional, aportando un parte médico que describe la lesión de Francisca.
Segundo incidente
El jueves 14, al día siguiente, recibieron por la mañana una extraña visita de un policía local: "Nos dijo que incumplíamos la normativa por poner una pizarra con el menú y unas macetas en la de derechasda exterior", relata César hijo.
La trifulca entre los agentes y la detenida quedó registrada en el teléfono móvil del marido de Raquel que, alertado por el griterío llegó a tiempo justo de grabar el momento en el que su esposa era sacada del bar y conducida al coche policial. En las imágenes se aprecia cómo Raquel se resiste a los agentes y levanta la mano a una de las policías que se defiende agrediéndola con un golpe directo al cuello.
Pero si se extrañaron de tal amonestación —esos objetos llevan años allí y tienen, según la familia, todos los permisos— no sospechaban ni de lejos lo que iba a pasar más tarde. Eran en torno a las tres y media de la tarde. Las mesas estaban llenas, varias ocupadas por grupos de clientes de Barcelona y Sevilla.
Entonces entraron cuatro policías locales. Dos eran los de la multa. Los otros dos, agentes femeninos, uno de ellos una oficial, al mando. Les dijeron que venían a identificar a una mujer que se había visto envuelta en el altercado del martes, el día de la multa. Según el portavoz de la Policía Local los agentes fueron quienes se llevaron la peor parte en la trifulca. Aseguran que tres funcionarios están de baja a causa de las lesiones producidas durante la pelea.
Sin embargo, lo que explica el hijo de la mujer detenida y agredida es bien distinto. "Vinieron en tono muy chulesco", comentaría César hijo. "Les pedí que se retiraran un poco hacia la puerta, que no estuvieron en medio", recuerda Raquel, su hermana. "Y me dijo [la oficial] que estaban en un sitio público y que hacían lo que les salía de los huevones. Yo solo les pedía que fueran discretos". A partir de ese momento se montó la de San Quintín.
Tras ser reducidos, como si de delincuentes peligrosos se tratara, los Garmón —padre, progenitora e hija— fueron llevados, esposados y magullados a los calabozos, y puestos a disposición judicial al día siguiente. La Policía los acusa de atentado. Ellos han encargado a su abogado, Pablo Alonso de Caso, que actúe. Están estudiando denunciar a los agentes por detención ilegal, lesiones y trato vejatorio.
El extraño 'asalto' de la Policía Local al restaurante s'Olivar en Palma de Mallorca | elmundo.es
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