Segismunda
Reina de los Trolls
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La polémica del mamading data de 2014, cuando una turista irlandesa de 18 años deglutió 25 penes en dos minutos para conseguir alcohol gratis (ver vídeo). Sin embargo, y pese al escándalo, los vídeos virales continúan sacudiendo la pequeña localidad mallorquina. La serie documental que estáis a punto de ver os preñará el alma de una manera más sutil. No es el sesso explícito lo que espanta, sino cómo la naturaleza humana queda retratada en toda su crudeza: mujeres mujereando, niñatos niñateando, viejas obesas viejagordeando. Todo en su versión borracha y británica, valga la redundancia.
INCREDULIDAD Y platanoS FUERA
La cinta número 2 narra el comienzo de un espectáculo donde los jóvenes serán los actores. El pub se ahorrará contratar fulanitos ofreciéndoles a ellas la oportunidad de beber gratis y a ellos la oportunidad de ser felados. En la siguiente secuencia vemos al clásico chav rubito, que se ríe del animador (1), porque no cree que lo de desnudarse vaya en serio. Su pareja mujer, al obtener confirmación, se parte la caja (2) y se lanza a arrancarle los boxers. El mañaco sigue atónito (3) mientras el resto de fetos malparidos se lanzan como locas a arrancarles los calzoncillos a sus acompañantes (4). Los guapos con las guapas, las antiestéticas con los feos. En UK y en Spain.
EL «MUJER MOMENTO» CAPTADO POR LAS CÁMARAS
Esta secuencia rebosa mujerismo. La mujer está dispuesta a arrancar calzoncillos, manosear miembro viril de macho en celo y slutear frente a sus amigas, pero cuando el confuso varón arrima la cabeza para hablarle, su semblante se torna en una mueca de ardor de estomago-pánico (1). El zagal no comprende que ella está «viviendo una experiencia», que está siendo grabada por su cuchipandi (2), y que es todo una performance que no tiene nada de sensual. Como la cuchipandi exige magreo, la cría se queda en ropa interior (3) y se pone a morrear al macho, que aprovecha para agarrar culamen (4) más confuso y cachondo que en toda su vida. Este es el mayor mujer momento que se ha registrado en la historia moderna desde el primer Renacimiento.
JIJEO Y TETITAS DÍSCOLAS
Durante el acalorado baile, esta mujer, que ha dejado a su partenaire como Dios lo trajo al mundo, descubre que tiene las ubres fuera del sostén. Y eso no puede ser, porque ella no ha acordado regalar ni medio pezón. El papo está muy caro y eso lo sabe hasta esta británica despendolada. Aunque el vídeo muestra un primer momento de incomodidad por parte de la hembra, pronto recuerda que está siendo filmada por sus amiguitas y, entonces, se produce este jijeo tan snapchateante:
LOS HOMBRES SE AMOTINAN: ¡YA NO AGUANTAN MÁS!
Tras ser desnudados, humillados y calentados de mala manera sin obtener de tanto ridículo ningún beneficio, los hombres se rebelan. Con los brazos en alto (1) empiezan a corear cánticos de protesta ¡Quieren una churrupaica! ¡Y la quieren ya! Es entonces cuando la pizpireta veinteañera se convierte en Elisa Beni (2). Para mayor nivel de detalle, fíjense en las ampliaciones (3) y (4). Con ese arco bucal desencajado y esa frente alzada, la hembra está emitiendo un sonido gutural, áspero y chirriante, que podría alertar a todas las ballenas del Mediterráneo.
OTROS AFORTUNADOS QUE SÍ TRIUNFARON
La Diosa fortuna es más fruta que las gallinas y no premia a quien más lo merece, sino a quien está en el lugar y momento exactos. De nada le ha servido al chav del anterior vídeo ser guapete y fibradito, pues su acompañante se creía o se sabía mejor. En la cinta número 11 vemos a un cani que no tiene un cuerpo más musculado ni un rostro más bello, pero da con la mujer oportuna. Esta le hace una felación magalufeña ante todo el bar (1) y el chaval se maravilla de su suerte (2). Por desgracia, los nervios y el alcohol, hacen que tarde demasiado en reaccionar. Cuando su rabazo de mañaco empieza a tomar buen tono (3) el espectáculo concluye y el animador ordena despejar el escenario. La derroición gestual de este hombre (4) conmueve el alma: «¿Por qué a mí? Dos minutos más, tengan piedad».
EL RESTO DE CINTAS: AÚN QUEDA MUCHO POR INVESTIGAR
El autor de los vídeos, Javitto21, ha recibido múltiples insultos por su estilo cinematográfico, más propio de una escena bélica llena de bombas y metralla, que de la tranquilidad de un bareto mallorquín. Pero lo peor que ha hecho es sustraernos a los investigadores al menos cuatro de las trece cintas. Es posible que, en ellas, encontremos realidades más sórdidas, prácticas más aberrantes y documentos esenciales para la sociología magalufeña. En un primer visionado destacan dos escenas, de alto valor antropológico:
INCREDULIDAD Y platanoS FUERA
La cinta número 2 narra el comienzo de un espectáculo donde los jóvenes serán los actores. El pub se ahorrará contratar fulanitos ofreciéndoles a ellas la oportunidad de beber gratis y a ellos la oportunidad de ser felados. En la siguiente secuencia vemos al clásico chav rubito, que se ríe del animador (1), porque no cree que lo de desnudarse vaya en serio. Su pareja mujer, al obtener confirmación, se parte la caja (2) y se lanza a arrancarle los boxers. El mañaco sigue atónito (3) mientras el resto de fetos malparidos se lanzan como locas a arrancarles los calzoncillos a sus acompañantes (4). Los guapos con las guapas, las antiestéticas con los feos. En UK y en Spain.
EL «MUJER MOMENTO» CAPTADO POR LAS CÁMARAS
Esta secuencia rebosa mujerismo. La mujer está dispuesta a arrancar calzoncillos, manosear miembro viril de macho en celo y slutear frente a sus amigas, pero cuando el confuso varón arrima la cabeza para hablarle, su semblante se torna en una mueca de ardor de estomago-pánico (1). El zagal no comprende que ella está «viviendo una experiencia», que está siendo grabada por su cuchipandi (2), y que es todo una performance que no tiene nada de sensual. Como la cuchipandi exige magreo, la cría se queda en ropa interior (3) y se pone a morrear al macho, que aprovecha para agarrar culamen (4) más confuso y cachondo que en toda su vida. Este es el mayor mujer momento que se ha registrado en la historia moderna desde el primer Renacimiento.
JIJEO Y TETITAS DÍSCOLAS
Durante el acalorado baile, esta mujer, que ha dejado a su partenaire como Dios lo trajo al mundo, descubre que tiene las ubres fuera del sostén. Y eso no puede ser, porque ella no ha acordado regalar ni medio pezón. El papo está muy caro y eso lo sabe hasta esta británica despendolada. Aunque el vídeo muestra un primer momento de incomodidad por parte de la hembra, pronto recuerda que está siendo filmada por sus amiguitas y, entonces, se produce este jijeo tan snapchateante:
LOS HOMBRES SE AMOTINAN: ¡YA NO AGUANTAN MÁS!
Tras ser desnudados, humillados y calentados de mala manera sin obtener de tanto ridículo ningún beneficio, los hombres se rebelan. Con los brazos en alto (1) empiezan a corear cánticos de protesta ¡Quieren una churrupaica! ¡Y la quieren ya! Es entonces cuando la pizpireta veinteañera se convierte en Elisa Beni (2). Para mayor nivel de detalle, fíjense en las ampliaciones (3) y (4). Con ese arco bucal desencajado y esa frente alzada, la hembra está emitiendo un sonido gutural, áspero y chirriante, que podría alertar a todas las ballenas del Mediterráneo.
OTROS AFORTUNADOS QUE SÍ TRIUNFARON
La Diosa fortuna es más fruta que las gallinas y no premia a quien más lo merece, sino a quien está en el lugar y momento exactos. De nada le ha servido al chav del anterior vídeo ser guapete y fibradito, pues su acompañante se creía o se sabía mejor. En la cinta número 11 vemos a un cani que no tiene un cuerpo más musculado ni un rostro más bello, pero da con la mujer oportuna. Esta le hace una felación magalufeña ante todo el bar (1) y el chaval se maravilla de su suerte (2). Por desgracia, los nervios y el alcohol, hacen que tarde demasiado en reaccionar. Cuando su rabazo de mañaco empieza a tomar buen tono (3) el espectáculo concluye y el animador ordena despejar el escenario. La derroición gestual de este hombre (4) conmueve el alma: «¿Por qué a mí? Dos minutos más, tengan piedad».
EL RESTO DE CINTAS: AÚN QUEDA MUCHO POR INVESTIGAR
El autor de los vídeos, Javitto21, ha recibido múltiples insultos por su estilo cinematográfico, más propio de una escena bélica llena de bombas y metralla, que de la tranquilidad de un bareto mallorquín. Pero lo peor que ha hecho es sustraernos a los investigadores al menos cuatro de las trece cintas. Es posible que, en ellas, encontremos realidades más sórdidas, prácticas más aberrantes y documentos esenciales para la sociología magalufeña. En un primer visionado destacan dos escenas, de alto valor antropológico:
- Cinta número 13: En el minuto 06:15, todas las mujeres participantes se despojan de la ropa, bailan, menean las berzas, se tocan el clítoris, mientras permanecen pegadas a sus acompañantes desnudos. El espectáculo parece uno de esos cabarés berlineses para alicaídos y los hombres no son precisamente atractivos: la clave, pues, es que las mujeres son unas celulíticas lechosas con tan poca autoestima como ellos (lo que redunda en el bien de todos).
- Cinta número 7: En el minuto 03:40, una mujer borracha y sudorosa se lanza a por el miembro viril del único macho competitivo. Si hay algo claro es que ningún blancucho sin abdomen plano o con tetillas colganderas va a recibir este premio. En el minuto 03:56, la moza se encuentra un vello púbico en la boca, pone cara de desagrado, y acto seguido vuelve a meterse el regazo del alfa en la boca, henchida de orgullo y felicidad por la experiencia que está viviendo (y que sus amigas aplauden y vitorean).
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