Caudillo
Baneado
Casi todo el mundo en España, y muchas personas en otros países, conocen ya el caso de Carlos Javier Palomino, un antifascista que murió a manos de Josuébanez de la Hija. Este, un soldado vasco que viajaba en metro, el 11 de Noviembre de 2007 (día de San Martín, fecha que, según asegura la sabiduría popular, le llega a todo lechón).
En su día, este hecho causó gran revuelo. Se organizaron protestas, se hicieron camisetas, se elaboraron carteles, se montó una pantomima lacrimógena, hubo caza de brujas y sobre todo, hubo mucha, mucha hipocresía.
Curiosamente, la mayoría de vídeos de la fin de San Palomo en YouTube están controlados por antifas que censuran los comentarios que dicen la verdad, y que además intentan hacer aparecer a Josué como un cruel malo que soltó la puñalada “por capricho” y por puro sadismo. Es la misma situación que con el “holocausto”: una verdad que es defendida con censura y persecución, valiente verdad es.
Qué bonito y qué fácil es creerse el cuento chino maniqueo de “buenos vs. malos”. Qué fácil es tragarse la manipulación demócrata de “Indiana Jones progresista-bueno” vs. “nancy violento sádico-malo”, especialmente con la tremenda falta de cultura que aqueja al 95% o más de la población española actual.
Pero la realidad de lo que pasó en Legazpi, por supuesto, es muy diferente.
Yo, como tantos otros, sospechamos enseguida. Conocemos de sobra los procederes de las señoritas antifascistas como para dejarnos engañar de un modo tan barato.
Enseguida resultó que Josué iba en el metro tan tranquilo sin molestar a nadie, cuando lo ficharon desde el andén unos 60 “antifascistas”. Estas guarrillas se metieron en su vagón con puños americanos, gases, navajas e incluso nunchakus.
Josué actuó, por tanto, presionado por su propio instinto de supervivencia y de integridad física.
Sin embargo, aun así se notaba el bombo que le habían dado convirtiendo a esta guano del Pollo en mártir.
muchas cosas cambiaron cuando salió el vídeo. Cuando se ven las imágenes y se piensa en toda la pantomima montada por la llorica ultraizquierda española, uno se queda flipando de cómo los antifascistas pueden ser tan cobardes, tan nenazas y tan hipócritas, primero por ir 60 a por uno, y luego segundo, cuando se comen un pincho o dos por cobardes y por sobraos, llorar y llorar cual pobres e inocentes victimitas puras desfloradas bruscamente y sin permiso. Es la consigna que les llega desde sus organizaciones, que tienen largas tradiciones de lloriqueos, pucheritos, lamentos y victimismo a pesar de que no paran jamás de volcar coches, quemar cajeros y agredir en superioridad numérica abrumadora a los que van vestidos con prendas de ropa que no les gustan.
Voy a ser claro.
La fin del Pollo no me importa un carajo. Lo que me importa es que 60 niñatos aburridos con déficit de adrenalina y de sinapsis neuronales le destrozaron la vida a un hombre honrado que no se estaba metiendo con nadie.
No, no me da pena el pseudo-macarra del Pollo, me da pena Josué, un soldado que, sin comerlo ni beberlo, se vio forzado, de un segundo a otro, a defender su integridad física y su vida, y encima será castigado por ello.
Si salen 60 fulastres a buscar violencia, no sé de qué se quejan cuando la encuentran. Porque el problema de la violencia es que alguien siempre acaba dañado. Supongo que, según el razonamiento “políticamente correcto”, para que todo hubiese ido bien, Josué hubiera tenido que dejarse linchar tranquilamente, ¿no? Sólo un fulastre integral puede pensar así.
0:00 Estamos en la estación de metro de Legazpi, Madrid. Un grupo de antifascistas avanza por el andén liándola y desprendiendo malas vibraciones. Calculo que son entre 50 y 60. ¿Por qué tantos antifascistas reunidos? Sencillamente porque hay manifestación de Democracia Nacional, y ya se sabe que en estos momentos, el deber de todo guarro es explotar la manifestación aunque sea legal o, en su defecto, cazar a los “nazis” (porque todo el que no sea como ellos es un nancy) que van o vienen de la manifestación. Mi opinión es que los antifas iban comunicados con móviles y se encontraban desplegados en varias estaciones de metro. Alguno habría visto a Josué en otra estación y habría dado el aviso a los demás para que fuesen a buscarlo, porque es obvio que saben perfectamente a lo que van. Quien tache todo esto de fantasía paranoica es que obviamente no sabe cómo funcionan las cosas en el mundillo este. Los antifas iban buscando a cualquier tío que llevase en la ropa una bandera de España, o una runa, o un lema, o un grupo de música, que a ellos no les gustase.
0:14 Josué ha visto al grupo. Por supuesto, el grupo también ha visto a Josué, porque es lo que andaban buscando. Todo patriota sabe que en un día de manifestación patriota, los grupos de antifascistas se organizan para intentar cazar “enemigos” que estén solos. Josué sabe lo que hay, pero no tiene intención de lanzarse a una carnicería, sino de proteger su integridad física y salir ileso de la situación.
0:15 Josué se saca la navaja. ¿Por qué llevaba la navaja, preguntan los más retardados? Para defenderse. Para proteger su vida en caso de que sea amenazada. ¿Paranoia? Cualquier patriota sabe que, por desgracia, llevar una sudadera Three Stroke (sudadera de una marca de artes marciales que han ostentado muchos neցros) es suficiente para quizás verte forzado a defender tu vida en un momento dado. Cualquier patriota sabe también que si es rodeado de 60 antifas, su vida estará seriamente amenazada. Y Josué esto lo tenía más que asumido. Si no hubiese llevado navaja, el vídeo habría sido muy diferente. De modo que si, por ventura llevaba una navaja para autodefensa o para pelar naranjas (no me importa), es perfectamente natural que la saque. Equivale al explorador que va por una jungla y se cruza con una manada de babuinos tarados que no tienen pinta de invitarlo a comer bollycaos. Si tiene una escopeta, ¿no la sacaría? Un poco de lógica y un poco de sentido común.
0:16 Josué bosteza: los guarros le aburren.
0:18 Vemos que en el mismo vagón en el que viaja Josué, viaja un tipo con greñas, puede que rastas, y con clara pinta de ser de la esfera izquierdista. No deja de ser curioso que, si según los medios de comunicación “Josué buscaba la confrontación”, no buscase la confrontación con este individuo. Si Josué iba buscando bronca, ¿por qué no se mete con este rasta que iba solo, y en cambio se “enfrenta” inexplicablemente a un grupo de 60 antitaxistas?
0:25 El vagón se detiene y los antifascistas empiezan a entrar. Quede claro quese montan porque ven a Josué dentro, y que comienzan a increparlo antes incluso de entrar. 60 antifascistas entrando en un vagón donde hay un nancy que viste una sudadera Three Stroke. Supongo que no pasará nada ¿no? ¿Le darán los buenos días a Josué y tendrán un apasionante debate sobre el cáncer del poder financiero internacional? ¡Ejem-ejem, señores! Atentos al lenguaje corporal de los antifascistas. ¿Vosotros actuáis así cuando cogéis el metro?
0:28 Algo le han dicho a Josué, porque ha levantado la cabeza y se acerca a la ventana. La gente ha criticado mucho sus gestos de “bravuconería”. No es tal. Josué quiere demostrarles que no es una víctima fácil. Quiere demostrarles que está en piloto automático y que no tiene miedo. Quiere demostrarles que, por tanto, no es buena idea que le pongan la mano encima ni provoquen altercado alguno. Y por si no les queda claro, luce su navaja en la mano derecha, más a modo disuasorio que como arma ofensiva. ¿De dónde saco yo esto? De la sencilla observación de que, si Josué hubiese tenido la idea de atacarles, se hubiese liado a tortas con el primero en cruzar la puerta del vagón, y no lo hace,precisamente porque él no pensaba atacar a nadie.
0:31 Han entrado antifas en la puerta del fondo. Prueba de que iban a por Josué es que nada más entrar, le tienen clavada la mirada y se colocan dándole cara y acercándose a él poco a poco.
0:32 En la puerta de Josué entra el primer guarro, con una gorra blanca. Tiene un lenguaje corporal agresivo y chulesco, aunque la muy gaia no tarda en volver su cabeza para ver si le siguen sus 59 amiguitas. Es que pegarse él solo contra un nancy no era parte del solidario y fraternal contrato antifascista, el contrato era pegar muchas palos y no recibir ninguna, por eso él lo firmó.
Siguen entrando antiflex y, curiosamente, todos se colocan entorno a Josué. Ninguno se va al fondo del vagón, ninguno se va a otro lugar a mirar por la ventana, ninguno saca un libro para leer, ni un MP3 para escuchar los escupitajos de Non Servium, ni el móvil para hablar con la parienta… no hay nada en su lenguaje corporal que sugiera que en modo alguno estaban preparando un altercado y que pasaban de Josué. Antes bien, su modo de colocarse parece un círculo de hienas a punto de abatir a una presa solitaria que consideran (erradamente) indefensa.
0:36 Josué se queda apoyado al lado de la entrada. Su intención, seguramente, es dejarlos pasar a todos y luego salir él. Quizás con suerte pasarán de seguirlo si lleva navaja y la enseña y no aparta su vista de ellos.
0:37 Entra un guarro con gorra de color pondiéndose un puño americano —según los antifas, crujiéndose los dedos y frotándose las manos— quedándose después mirando al patriota de brazos cruzados (obviamente hace frío).
0:39 Otro guarro, con una pinta de niñato pijo de cosa que no puede con ella el pobre, entra en el vagón, y se coloca al lado de Josué. Lleva dos objetos en las manos, y no sé por qué tengo la sensación de que no son sendas cajas de chicles para el aliento. Se queda mirando la navaja de Josué y el muy cagao tarda bien poco en desaparecer de la escena. Eso sí, al fulastre no se le ocurre decirles a sus compañeras “no os acerquéis a este tío que tiene una navaja; será mejor que nos vayamos a beber calimotxo y romper cajeros como los héroes kale borrikosque tan dura nos la ponen”.
0:42 Más al fondo, al lado de la barra, hay dos guarros que se están arremangando misteriosamente (¿no habíamos quedado en que hacía frío?).
Siguen entrando más cantinflas. Todos los 60 antifas le están clavando la mirada a Josué. Cualquier observador con un mínimo de destreza puede imaginarse que en estos momentos se respira una tensión del copón… y toda esa tensión recae sobre Josué que, no obstante, tiene el suficiente control y la suficiente sangre fría como para no liarse a tortas con todos los guarros que le rodean para ponerlos en fuga, a pesar de que sabe perfectamente que quieren su cabeza en bandeja de plata.
0:49 Acaba de hacer su aparición la señorita superstar de esta superproducción: Carlos Javier Palomino, también conocido como “El Pollo”. Justo en este momento, Josué intenta abandonar el vagón, pero el Pollo, que es muy inteligente y avispado, le corta el paso con su brazo derecho y le sonríe imbécilmente con su feo careto, sin sospechar que acaba de condenar la situación. Detrás de él llegan unos tíos que, cualquier avezado lo ve, están a puntito de empezar a liarla.
0:51 Carlos Palomo le coge la sudadera a Josué con evidentes ademanes provocativos, prepotentes e intimidatorios (es muy fácil cuando estás rodeado de 59 conejitas playboy que te “apoyan”). El Pollo le dice algo a Josué (rodeado de 50 colegas, habría que llamarlo “Gallina” y no Pollo), supuestamente “dame la sudadera y todo lo que tengas”. Despertad: la ideología de la “víctima” y de sus 59 bailarinas consistía exclusivamente en agredir patriotas cobardemente y en superioridad numérica.
0:52 Tras la primera provocación de Carlos, la teñida de abajo a la derecha ha mirado al fondo y ha dado la señal de la gresca. Escupe a Josué. Muy valiente ella, respaldada por su intocable condición femenina, por las leyes de género y génera, y por sus 59 cagaos que intentan ir de warriors por la vida. Josué no le hace ni caso a la pilinguilla del tres al cuarto, como si no existiese: él no apuñala a mujeres. Ni siquiera las abofetea, ni las escupe —por mucho que esta juca, cuya cara vemos perfectamente, no sea una mujer, sino una poco apreciable meretriz de barrio de cosa que merece ser amada sin consentimiento sin piedad por algún cazurro apestoso, enjuto y cejijunto. [1]
0:53 En este momento, los instintos de supervivencia de Josué decidieron que es mejor que su progenitora le traiga bombones a la celda que no claveles al cementerio, cosa perfectamente comprensible. Le da una puñalada a Carlos en el corazón y lo expulsa del vagón. Sin embargo, no se lía a tortas con todo el mundo. Su intención no era provocar una masacre, sino salvaguardar su integridad física. En vez de apuñalar a cuanto antifa caiga en sus manos, Josué echa del vagón a Carlos, que morirá poco después.
Muchos sabihondos, que obviamente no han soltado ni recibido un puño en toda su vida y por tanto carecen del elemental derecho a opinar sobre esto, han dicho que Josué mató sin mediar provocación. Yo les digo: no escucháis provocación porque la grabación no tiene sonido, oratelavas. Así que lerdos, dejad de intentar subir el volumen del Tube y de vuestros altavoces porque no conseguiréis nada, y atended un poco al lenguaje corporal de la gente implicada, porque en el juicio salió a la luz, gracias a los vigilantes de seguridad, que los antifas iban increpando a Josué desde antes de entrar en el vagón y diciéndole “fascista de cosa, te vamos a apiolar”.
Quiero que todo el mundo preste atención al guarro de gorra blanca y cara tapada (¿hace frío otra vez?) tanto antes como después de la puñalada. Quiero que la peña vea cómo sus aires de Rambo se desvanecen en nerviosos temblores (hasta el punto que se sube a los asientos del vagón, histérica como las pijas en las rebajas y presa de la más acuciante flojera intestinal-traseril) cuando ve cómo el acero del soldado atraviesa las costillas de su supuesto amigo, mandándolo al otro mundo.
0:55 y 1:14 Carlos, aun vivo, es arrojado fuera del vagón doliéndose del pecho. Creo que me imagino qué es lo que piensa en estos momentos: “Me creía intocable con mis 60 «amigos» y ahora miradme. ¿Quién shishi me mandaría meterme con un tío que estaba tan tranquilo en el vagón sin molestar a nadie?”
1:22 Todo el mundo sale de los vagones. No hace falta que nadie lo diga, está en el aire electrizado: se ha liado una subida de peso.
1:36 Josué les dice a los antifas que se vayan. Mensaje: “no sois bienvenidos en este vagón, no provoquéis otra fin innecesaria”. Pero los antifas, que son muy listos ellos, no se van.
1:46 Entra un antiflex en el vagón. En su mano derecha lleva, nada más y nada menos que… un letal tetra-brik de BioFrutas Pascual®, con todas las vitaminas de la fruta y con todo el calcio de la leche. Su mamá le dijo que le ayudaría a ponerse fuerte, lo que no le dijo es que servía para “combatir al fascismo”. Esta mortífera arma utilizada (siempre a una distancia de 10 metros, no vaya a ser que la navaja de Josué aumente de longitud por arte de magia ocultista-esotérica nancy) con las tácticas antifascistas de la kale-borroka, causa efectos devastadores en la espalda de Josué, pero éste logra sobrevivir.
1:51 El SHARP-redskin con cuello de borrego (qué adecuado) escupe valientemente a Josué… a diez metros (estúpidos y cobardes cagaos). Sabe que uno de los perdigones quizás acabe estrellándose contra los cordones de las deportivas de Josué, contribuyendo a la noble causa antiflash.
2:19 Después de tanto escuchar Non Servium y tanto ***eto y tanta pegatina y tanto póster del Che Guevara, el periódico de un anciano es suficiente para aplacar el fogoso y combativo ímpetu libertario de este joven guerrero callejero antifascista.
2:39 El warrior del asfalto entra valientemente en la caverna del dragón… pero se escaquea sigilosamente por la otra entrada cuando ve que el vil “fascista” va hacia él. La actitud furtiva y fistro de los antifas es realmente poco apreciable y cómica a la vez.
2:50 Le tiran un objeto a Josué que le da en el brazo y no le hace gran cosa. Poderosa dama es doña Adrenalina.
2:55 El más valiente (o más bien el menos fistro) de todos los guarros con diferencia, una conejita de cazadora roja y blanca le viene detrás a Josué acechándole por detrás en plan afeminado total como la pantera rosa. Aprovechando un momento en el que Josué está ocupado poniendo en fuga a unas cuantas princesitas, la pantera rosa le agrede cobardemente por la espalda. Josué le da una puñalada en el pecho que le atraviesa el pulmón y lo dejará gravemente herido.
3:10 Josué hace retroceder a otro puñado de gloriosos héroes antiflex. Uno de ellos está tan sumamente cagado que se ha quedado paralizado, y juraría que veo algo húmedo pringar su entrepierna. Quiero que el lector atienda a la puerta del vagón, a la derecha. Este guarro, vestido de neցro, está dándole vueltas a unos nunchakus, que utiliza para golpear a Josué —que se protege con el antebrazo. Eso para quien diga que las guarras iban desarmadas e indefensas cual cervatillas de la pradera.
3:26 Copiando a sus héroes kale borrikos del País Vasco, un antifa ha tirado un extintor dentro del vagón. Aprovechando la confusión, Josué escapa.
3:27 Atentos porque estamos a punto de ver la esencia del antifascismo en todo su apestoso esplendor: TODOS LOS 60 ahora persiguen a Josué. Si a través de 3:28 y 3:29 avanzáis dándole toques al “pause”, veréis que el primer antifa, de cazadora parda, lleva unos nunchakus. Obviamente, sólo es para hacerle una demostración de destreza ninja a Josué y no tiene intención alguna de hacerle daño (o al menos eso nos harían creer los medios de comunicación oficiales). Josué será apaleado por una superioridad numérica aplastante. Le romperán la ceja y varias costillas, le inflarán un ojo y recibirá dos tortas de los “jóvenes pacíficos y tolerantes”, por las que tendrá que ser intervenido quirúrgicamente de gravedad.
Ya hemos visto que los guarros no paran de tirarle basurilla desde lejos como las pilinguillas, y que Josué no se corta en devolvérsela con todo el cariño.
Tengo un mensaje para Carlos, allá donde esté:
Vaya amigos de cosa que tenías, Pollo, menudos cobardes más asquerosos. Ni siquiera viéndote herido de fin les subió al corazón el valor suficiente para reducir (entre 60) a un solo hombre. Retrocedieron en masa, como colegialas de 12 años vestidas de rosa.
¿Qué saco en claro del vídeo? Que Carlos se creía el más sobrao y el más malote rodeado de sus 60 colegas. Se veía muy chulo entre tanta gente. Pero las de derechasdas engañan, y mucho. Qué pronto se derrumban en la cara de la adversidad, de la violencia y de los malos tiempos. Después de la puñalada, los cobardes debieron pensar “¿De verdad voy a arriesgar mi pellejo a una puñalada por la causa antiflex y multiculti? Qué va hombre, yo sólo quería utilizar esas milongas para obtener y justificar algo de violencia fácil y gratuita, yo aquí ya no tengo nada que hacer”.
Artículo completo: http://europa-soberana.blogia.com/2011/032002-11-n-2007-el-caso-de-josue-estebanez-y-carlos-javier-palomino-o-a-todo-lechón-le-.php
En su día, este hecho causó gran revuelo. Se organizaron protestas, se hicieron camisetas, se elaboraron carteles, se montó una pantomima lacrimógena, hubo caza de brujas y sobre todo, hubo mucha, mucha hipocresía.
Curiosamente, la mayoría de vídeos de la fin de San Palomo en YouTube están controlados por antifas que censuran los comentarios que dicen la verdad, y que además intentan hacer aparecer a Josué como un cruel malo que soltó la puñalada “por capricho” y por puro sadismo. Es la misma situación que con el “holocausto”: una verdad que es defendida con censura y persecución, valiente verdad es.
Qué bonito y qué fácil es creerse el cuento chino maniqueo de “buenos vs. malos”. Qué fácil es tragarse la manipulación demócrata de “Indiana Jones progresista-bueno” vs. “nancy violento sádico-malo”, especialmente con la tremenda falta de cultura que aqueja al 95% o más de la población española actual.
Pero la realidad de lo que pasó en Legazpi, por supuesto, es muy diferente.
Yo, como tantos otros, sospechamos enseguida. Conocemos de sobra los procederes de las señoritas antifascistas como para dejarnos engañar de un modo tan barato.
Enseguida resultó que Josué iba en el metro tan tranquilo sin molestar a nadie, cuando lo ficharon desde el andén unos 60 “antifascistas”. Estas guarrillas se metieron en su vagón con puños americanos, gases, navajas e incluso nunchakus.
Josué actuó, por tanto, presionado por su propio instinto de supervivencia y de integridad física.
Sin embargo, aun así se notaba el bombo que le habían dado convirtiendo a esta guano del Pollo en mártir.
muchas cosas cambiaron cuando salió el vídeo. Cuando se ven las imágenes y se piensa en toda la pantomima montada por la llorica ultraizquierda española, uno se queda flipando de cómo los antifascistas pueden ser tan cobardes, tan nenazas y tan hipócritas, primero por ir 60 a por uno, y luego segundo, cuando se comen un pincho o dos por cobardes y por sobraos, llorar y llorar cual pobres e inocentes victimitas puras desfloradas bruscamente y sin permiso. Es la consigna que les llega desde sus organizaciones, que tienen largas tradiciones de lloriqueos, pucheritos, lamentos y victimismo a pesar de que no paran jamás de volcar coches, quemar cajeros y agredir en superioridad numérica abrumadora a los que van vestidos con prendas de ropa que no les gustan.
Voy a ser claro.
La fin del Pollo no me importa un carajo. Lo que me importa es que 60 niñatos aburridos con déficit de adrenalina y de sinapsis neuronales le destrozaron la vida a un hombre honrado que no se estaba metiendo con nadie.
No, no me da pena el pseudo-macarra del Pollo, me da pena Josué, un soldado que, sin comerlo ni beberlo, se vio forzado, de un segundo a otro, a defender su integridad física y su vida, y encima será castigado por ello.
Si salen 60 fulastres a buscar violencia, no sé de qué se quejan cuando la encuentran. Porque el problema de la violencia es que alguien siempre acaba dañado. Supongo que, según el razonamiento “políticamente correcto”, para que todo hubiese ido bien, Josué hubiera tenido que dejarse linchar tranquilamente, ¿no? Sólo un fulastre integral puede pensar así.
0:00 Estamos en la estación de metro de Legazpi, Madrid. Un grupo de antifascistas avanza por el andén liándola y desprendiendo malas vibraciones. Calculo que son entre 50 y 60. ¿Por qué tantos antifascistas reunidos? Sencillamente porque hay manifestación de Democracia Nacional, y ya se sabe que en estos momentos, el deber de todo guarro es explotar la manifestación aunque sea legal o, en su defecto, cazar a los “nazis” (porque todo el que no sea como ellos es un nancy) que van o vienen de la manifestación. Mi opinión es que los antifas iban comunicados con móviles y se encontraban desplegados en varias estaciones de metro. Alguno habría visto a Josué en otra estación y habría dado el aviso a los demás para que fuesen a buscarlo, porque es obvio que saben perfectamente a lo que van. Quien tache todo esto de fantasía paranoica es que obviamente no sabe cómo funcionan las cosas en el mundillo este. Los antifas iban buscando a cualquier tío que llevase en la ropa una bandera de España, o una runa, o un lema, o un grupo de música, que a ellos no les gustase.
0:14 Josué ha visto al grupo. Por supuesto, el grupo también ha visto a Josué, porque es lo que andaban buscando. Todo patriota sabe que en un día de manifestación patriota, los grupos de antifascistas se organizan para intentar cazar “enemigos” que estén solos. Josué sabe lo que hay, pero no tiene intención de lanzarse a una carnicería, sino de proteger su integridad física y salir ileso de la situación.
0:15 Josué se saca la navaja. ¿Por qué llevaba la navaja, preguntan los más retardados? Para defenderse. Para proteger su vida en caso de que sea amenazada. ¿Paranoia? Cualquier patriota sabe que, por desgracia, llevar una sudadera Three Stroke (sudadera de una marca de artes marciales que han ostentado muchos neցros) es suficiente para quizás verte forzado a defender tu vida en un momento dado. Cualquier patriota sabe también que si es rodeado de 60 antifas, su vida estará seriamente amenazada. Y Josué esto lo tenía más que asumido. Si no hubiese llevado navaja, el vídeo habría sido muy diferente. De modo que si, por ventura llevaba una navaja para autodefensa o para pelar naranjas (no me importa), es perfectamente natural que la saque. Equivale al explorador que va por una jungla y se cruza con una manada de babuinos tarados que no tienen pinta de invitarlo a comer bollycaos. Si tiene una escopeta, ¿no la sacaría? Un poco de lógica y un poco de sentido común.
0:16 Josué bosteza: los guarros le aburren.
0:18 Vemos que en el mismo vagón en el que viaja Josué, viaja un tipo con greñas, puede que rastas, y con clara pinta de ser de la esfera izquierdista. No deja de ser curioso que, si según los medios de comunicación “Josué buscaba la confrontación”, no buscase la confrontación con este individuo. Si Josué iba buscando bronca, ¿por qué no se mete con este rasta que iba solo, y en cambio se “enfrenta” inexplicablemente a un grupo de 60 antitaxistas?
0:25 El vagón se detiene y los antifascistas empiezan a entrar. Quede claro quese montan porque ven a Josué dentro, y que comienzan a increparlo antes incluso de entrar. 60 antifascistas entrando en un vagón donde hay un nancy que viste una sudadera Three Stroke. Supongo que no pasará nada ¿no? ¿Le darán los buenos días a Josué y tendrán un apasionante debate sobre el cáncer del poder financiero internacional? ¡Ejem-ejem, señores! Atentos al lenguaje corporal de los antifascistas. ¿Vosotros actuáis así cuando cogéis el metro?
0:28 Algo le han dicho a Josué, porque ha levantado la cabeza y se acerca a la ventana. La gente ha criticado mucho sus gestos de “bravuconería”. No es tal. Josué quiere demostrarles que no es una víctima fácil. Quiere demostrarles que está en piloto automático y que no tiene miedo. Quiere demostrarles que, por tanto, no es buena idea que le pongan la mano encima ni provoquen altercado alguno. Y por si no les queda claro, luce su navaja en la mano derecha, más a modo disuasorio que como arma ofensiva. ¿De dónde saco yo esto? De la sencilla observación de que, si Josué hubiese tenido la idea de atacarles, se hubiese liado a tortas con el primero en cruzar la puerta del vagón, y no lo hace,precisamente porque él no pensaba atacar a nadie.
0:31 Han entrado antifas en la puerta del fondo. Prueba de que iban a por Josué es que nada más entrar, le tienen clavada la mirada y se colocan dándole cara y acercándose a él poco a poco.
0:32 En la puerta de Josué entra el primer guarro, con una gorra blanca. Tiene un lenguaje corporal agresivo y chulesco, aunque la muy gaia no tarda en volver su cabeza para ver si le siguen sus 59 amiguitas. Es que pegarse él solo contra un nancy no era parte del solidario y fraternal contrato antifascista, el contrato era pegar muchas palos y no recibir ninguna, por eso él lo firmó.
Siguen entrando antiflex y, curiosamente, todos se colocan entorno a Josué. Ninguno se va al fondo del vagón, ninguno se va a otro lugar a mirar por la ventana, ninguno saca un libro para leer, ni un MP3 para escuchar los escupitajos de Non Servium, ni el móvil para hablar con la parienta… no hay nada en su lenguaje corporal que sugiera que en modo alguno estaban preparando un altercado y que pasaban de Josué. Antes bien, su modo de colocarse parece un círculo de hienas a punto de abatir a una presa solitaria que consideran (erradamente) indefensa.
0:36 Josué se queda apoyado al lado de la entrada. Su intención, seguramente, es dejarlos pasar a todos y luego salir él. Quizás con suerte pasarán de seguirlo si lleva navaja y la enseña y no aparta su vista de ellos.
0:37 Entra un guarro con gorra de color pondiéndose un puño americano —según los antifas, crujiéndose los dedos y frotándose las manos— quedándose después mirando al patriota de brazos cruzados (obviamente hace frío).
0:39 Otro guarro, con una pinta de niñato pijo de cosa que no puede con ella el pobre, entra en el vagón, y se coloca al lado de Josué. Lleva dos objetos en las manos, y no sé por qué tengo la sensación de que no son sendas cajas de chicles para el aliento. Se queda mirando la navaja de Josué y el muy cagao tarda bien poco en desaparecer de la escena. Eso sí, al fulastre no se le ocurre decirles a sus compañeras “no os acerquéis a este tío que tiene una navaja; será mejor que nos vayamos a beber calimotxo y romper cajeros como los héroes kale borrikosque tan dura nos la ponen”.
0:42 Más al fondo, al lado de la barra, hay dos guarros que se están arremangando misteriosamente (¿no habíamos quedado en que hacía frío?).
Siguen entrando más cantinflas. Todos los 60 antifas le están clavando la mirada a Josué. Cualquier observador con un mínimo de destreza puede imaginarse que en estos momentos se respira una tensión del copón… y toda esa tensión recae sobre Josué que, no obstante, tiene el suficiente control y la suficiente sangre fría como para no liarse a tortas con todos los guarros que le rodean para ponerlos en fuga, a pesar de que sabe perfectamente que quieren su cabeza en bandeja de plata.
0:49 Acaba de hacer su aparición la señorita superstar de esta superproducción: Carlos Javier Palomino, también conocido como “El Pollo”. Justo en este momento, Josué intenta abandonar el vagón, pero el Pollo, que es muy inteligente y avispado, le corta el paso con su brazo derecho y le sonríe imbécilmente con su feo careto, sin sospechar que acaba de condenar la situación. Detrás de él llegan unos tíos que, cualquier avezado lo ve, están a puntito de empezar a liarla.
0:51 Carlos Palomo le coge la sudadera a Josué con evidentes ademanes provocativos, prepotentes e intimidatorios (es muy fácil cuando estás rodeado de 59 conejitas playboy que te “apoyan”). El Pollo le dice algo a Josué (rodeado de 50 colegas, habría que llamarlo “Gallina” y no Pollo), supuestamente “dame la sudadera y todo lo que tengas”. Despertad: la ideología de la “víctima” y de sus 59 bailarinas consistía exclusivamente en agredir patriotas cobardemente y en superioridad numérica.
0:52 Tras la primera provocación de Carlos, la teñida de abajo a la derecha ha mirado al fondo y ha dado la señal de la gresca. Escupe a Josué. Muy valiente ella, respaldada por su intocable condición femenina, por las leyes de género y génera, y por sus 59 cagaos que intentan ir de warriors por la vida. Josué no le hace ni caso a la pilinguilla del tres al cuarto, como si no existiese: él no apuñala a mujeres. Ni siquiera las abofetea, ni las escupe —por mucho que esta juca, cuya cara vemos perfectamente, no sea una mujer, sino una poco apreciable meretriz de barrio de cosa que merece ser amada sin consentimiento sin piedad por algún cazurro apestoso, enjuto y cejijunto. [1]
0:53 En este momento, los instintos de supervivencia de Josué decidieron que es mejor que su progenitora le traiga bombones a la celda que no claveles al cementerio, cosa perfectamente comprensible. Le da una puñalada a Carlos en el corazón y lo expulsa del vagón. Sin embargo, no se lía a tortas con todo el mundo. Su intención no era provocar una masacre, sino salvaguardar su integridad física. En vez de apuñalar a cuanto antifa caiga en sus manos, Josué echa del vagón a Carlos, que morirá poco después.
Muchos sabihondos, que obviamente no han soltado ni recibido un puño en toda su vida y por tanto carecen del elemental derecho a opinar sobre esto, han dicho que Josué mató sin mediar provocación. Yo les digo: no escucháis provocación porque la grabación no tiene sonido, oratelavas. Así que lerdos, dejad de intentar subir el volumen del Tube y de vuestros altavoces porque no conseguiréis nada, y atended un poco al lenguaje corporal de la gente implicada, porque en el juicio salió a la luz, gracias a los vigilantes de seguridad, que los antifas iban increpando a Josué desde antes de entrar en el vagón y diciéndole “fascista de cosa, te vamos a apiolar”.
Quiero que todo el mundo preste atención al guarro de gorra blanca y cara tapada (¿hace frío otra vez?) tanto antes como después de la puñalada. Quiero que la peña vea cómo sus aires de Rambo se desvanecen en nerviosos temblores (hasta el punto que se sube a los asientos del vagón, histérica como las pijas en las rebajas y presa de la más acuciante flojera intestinal-traseril) cuando ve cómo el acero del soldado atraviesa las costillas de su supuesto amigo, mandándolo al otro mundo.
0:55 y 1:14 Carlos, aun vivo, es arrojado fuera del vagón doliéndose del pecho. Creo que me imagino qué es lo que piensa en estos momentos: “Me creía intocable con mis 60 «amigos» y ahora miradme. ¿Quién shishi me mandaría meterme con un tío que estaba tan tranquilo en el vagón sin molestar a nadie?”
1:22 Todo el mundo sale de los vagones. No hace falta que nadie lo diga, está en el aire electrizado: se ha liado una subida de peso.
1:36 Josué les dice a los antifas que se vayan. Mensaje: “no sois bienvenidos en este vagón, no provoquéis otra fin innecesaria”. Pero los antifas, que son muy listos ellos, no se van.
1:46 Entra un antiflex en el vagón. En su mano derecha lleva, nada más y nada menos que… un letal tetra-brik de BioFrutas Pascual®, con todas las vitaminas de la fruta y con todo el calcio de la leche. Su mamá le dijo que le ayudaría a ponerse fuerte, lo que no le dijo es que servía para “combatir al fascismo”. Esta mortífera arma utilizada (siempre a una distancia de 10 metros, no vaya a ser que la navaja de Josué aumente de longitud por arte de magia ocultista-esotérica nancy) con las tácticas antifascistas de la kale-borroka, causa efectos devastadores en la espalda de Josué, pero éste logra sobrevivir.
1:51 El SHARP-redskin con cuello de borrego (qué adecuado) escupe valientemente a Josué… a diez metros (estúpidos y cobardes cagaos). Sabe que uno de los perdigones quizás acabe estrellándose contra los cordones de las deportivas de Josué, contribuyendo a la noble causa antiflash.
2:19 Después de tanto escuchar Non Servium y tanto ***eto y tanta pegatina y tanto póster del Che Guevara, el periódico de un anciano es suficiente para aplacar el fogoso y combativo ímpetu libertario de este joven guerrero callejero antifascista.
2:39 El warrior del asfalto entra valientemente en la caverna del dragón… pero se escaquea sigilosamente por la otra entrada cuando ve que el vil “fascista” va hacia él. La actitud furtiva y fistro de los antifas es realmente poco apreciable y cómica a la vez.
2:50 Le tiran un objeto a Josué que le da en el brazo y no le hace gran cosa. Poderosa dama es doña Adrenalina.
2:55 El más valiente (o más bien el menos fistro) de todos los guarros con diferencia, una conejita de cazadora roja y blanca le viene detrás a Josué acechándole por detrás en plan afeminado total como la pantera rosa. Aprovechando un momento en el que Josué está ocupado poniendo en fuga a unas cuantas princesitas, la pantera rosa le agrede cobardemente por la espalda. Josué le da una puñalada en el pecho que le atraviesa el pulmón y lo dejará gravemente herido.
3:10 Josué hace retroceder a otro puñado de gloriosos héroes antiflex. Uno de ellos está tan sumamente cagado que se ha quedado paralizado, y juraría que veo algo húmedo pringar su entrepierna. Quiero que el lector atienda a la puerta del vagón, a la derecha. Este guarro, vestido de neցro, está dándole vueltas a unos nunchakus, que utiliza para golpear a Josué —que se protege con el antebrazo. Eso para quien diga que las guarras iban desarmadas e indefensas cual cervatillas de la pradera.
3:26 Copiando a sus héroes kale borrikos del País Vasco, un antifa ha tirado un extintor dentro del vagón. Aprovechando la confusión, Josué escapa.
3:27 Atentos porque estamos a punto de ver la esencia del antifascismo en todo su apestoso esplendor: TODOS LOS 60 ahora persiguen a Josué. Si a través de 3:28 y 3:29 avanzáis dándole toques al “pause”, veréis que el primer antifa, de cazadora parda, lleva unos nunchakus. Obviamente, sólo es para hacerle una demostración de destreza ninja a Josué y no tiene intención alguna de hacerle daño (o al menos eso nos harían creer los medios de comunicación oficiales). Josué será apaleado por una superioridad numérica aplastante. Le romperán la ceja y varias costillas, le inflarán un ojo y recibirá dos tortas de los “jóvenes pacíficos y tolerantes”, por las que tendrá que ser intervenido quirúrgicamente de gravedad.
Ya hemos visto que los guarros no paran de tirarle basurilla desde lejos como las pilinguillas, y que Josué no se corta en devolvérsela con todo el cariño.
Tengo un mensaje para Carlos, allá donde esté:
Vaya amigos de cosa que tenías, Pollo, menudos cobardes más asquerosos. Ni siquiera viéndote herido de fin les subió al corazón el valor suficiente para reducir (entre 60) a un solo hombre. Retrocedieron en masa, como colegialas de 12 años vestidas de rosa.
¿Qué saco en claro del vídeo? Que Carlos se creía el más sobrao y el más malote rodeado de sus 60 colegas. Se veía muy chulo entre tanta gente. Pero las de derechasdas engañan, y mucho. Qué pronto se derrumban en la cara de la adversidad, de la violencia y de los malos tiempos. Después de la puñalada, los cobardes debieron pensar “¿De verdad voy a arriesgar mi pellejo a una puñalada por la causa antiflex y multiculti? Qué va hombre, yo sólo quería utilizar esas milongas para obtener y justificar algo de violencia fácil y gratuita, yo aquí ya no tengo nada que hacer”.
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