Explicaré un poco más mi quehacer o "postura".
Pongamos que esta vida, esta parcialidad del ser y todo su escenario, es un "teatro", pues dentro de ese teatro, interpretamos un "personaje", el personaje es aquello con lo que te identificas: ego, memorias, sentido de identidad.
El sentido de identidad, es teatro siempre. Tu ser real, supongo, carece de sentido de identidad, pero en mi caso solo es una suposición; la identidad se refiere a cosas u objetivizaciones concretas, y nosotros, lo que somos, es todo menos eso. Nosotros, no estamos escritos, lo que está escrito es el teatro, por ello el personaje, es el que cae en determinismos: se atrapa y queda atrapado en los trazos del pincel sobre el lienzo que el mísmo dibujó; aún se identifica con la obra de teatro que contempla su consciencia. Lo que más parece ser el "ser real", es consciencia de potencialidad infinita, y ya metidos en experimentaciones, llega el apego a identidades basado en las emociones que esos teatros hayan producido, pasiones.
Dentro del teatro de este mundo se nos ejemplifica una lucha contra la corriente "supuestamente divina" de la vida, y los que ya sabéis "los malos, los x, los y", son los que defienden la anti-vida de un modo parasítico y depredador. Pues bien, tomar bando, partido, lado, es polarizarse, dualizarse, posicionarse, parcializarse, y negarse a uno mismo en su completitud pues se lucha contra una parte de uno mismo que simplemente es cara de la mísma moneda del ser completo que se es. Eso impide trascender la obra de teatro, romper la cuarta pared, tomar lucidez, ya que te crees personaje, no el que lo diseñó. "Cuando el personaje se come a la persona....".
Uno está mas cerca de lo que realmente es cuanto menos se implica en estos teatros, quien quiera liberarse de esas dualidades, debe dejar de interpretarlas, pero el apego a ellas puede ser enorme, no lo discuto. Esas polarizaciones en este lugar son sólo dinamos que potencian la existencia de esta dimensionalidad de algún modo a través de la energia que generamos con nuestras pasiones generadoras de luchas interminables.
Apasionados, sí, enamorados, estáis, estamos todos, por que sin amor no puede existir el repruebo apasionado que estas circunstancias nos generen.
Uno ha de entender que no hay un "afuera" de uno mísmo, que todo el universo es nuestro interior, por decirlo de algún modo, y que, de algún otro modo, representa aspectos metafóricos de nuestro ser "real", que tal decidió explorar a través de esta experimentación por x razones, o sin razones, que, parecen ser inefables de entender, al menos, a priori.
Poco más que añadir.