LAS MIL Y UNA NOCHES (126ª NOCHE)
Entonces se levantó la joven, y puso a la lumbre una sartén de cobre rojo, y echó en ella aceite y queso blando. Aguardó a que el queso se derritiera en el aceite, y luego volvió hacia mí, que seguía tendido en tierra, sujeto por las esclavas. Se inclinó y me desató el calzón, y a este contacto sentí grandes oleadas de terror y vergüenza. Adivinaba lo que iba a ocurrir. Y la joven, habiéndome dejado el vientre desnudo, me cogió los compañones, me los ató por la misma raíz con una cuerda encerada, y dió a las esclavas los dos extremos de la cuerda, ordenándoles que tirasen todo lo que pudiesen. Y ella, mientras tanto, con una navaja muy afilada, segó fieramente mi zib, de un solo golpe, causando mi infortunio. Figúrate, ¡oh príncipe Diadema! si el dolor y la desesperación no me harían desmayarme. Todo lo que sé después de eso, es que cuando volví de mi desmayo me hallé
con el vientre tan liso como el de una mujer. Y las esclavas aplicaban a mi herida el aceite hervido con el queso blando, lo cual no tardó en restañarme la sangre. Hecho esto, se me acercó la joven, me dió un vaso de jarabe paraapagar mi sed, y me dijo despreciativamente:
"¡Vuelve al sitio de donde viniste! ¡Mi deseo está saciado! ¡Ya no eres nada para mí, ni puedes servir a nadie, pues me he apoderado de la única cosa que necesitaba!" Y me rechazó con el pie, y me echó de casa, diciéndome como despedida: "¡Tente por dichoso cuando aún sientes la cabeza sobre los hombros!"
Entonces me arrastré dolorosamente hasta la jovenlandesada de mi joven esposa, y llegado a la puerta, que encontré abierta todavía, entré silenciosamente y fui a caer consternado sobre los almohadones del salón. Enseguida acudió mi esposa, que al verme tan pálido me examinó atentamente, haciendo que le contase mi desventura y que le mostrase mi individualidad mutilada. Pero no pude soportar el verme así, y volví a caer desvanecido.
Al volver de mi desmayo, me vi tendido en la calle, al pie de la puerta, pues mi esposa, al encontrarme como una mujer, me había expulsado de su jovenlandesada.
ANÓNIMO
Las mil y una noches (en árabe: ألف ليلة وليلة, romanizado: Alf leyla wa-leyla)1 es una recopilación medieval de cuentos tradicionales de Oriente Próximo recopilados en lengua árabe durante la Edad de Oro del islam.
La obra fue tomando forma durante el transcurso de varios siglos con las contribuciones de diferentes escritores y traductores de Asia Occidental, Asia Central, Asia Meridional y el norte de África. Muchas historias eran originalmente cuentos populares de los períodos abasí y mameluco, mientras que otras, especialmente la que sirve de marco narrativo, provienen muy probablemente de la obra persa pahlaví Hezār Afsān (en persa: هزار افسان, lit. 'Mil leyendas'), que a su vez contenía algunos elementos indios.2